
¿Cuántas veces hemos oído, (o nos hemos dicho a nosotras mismas) "El tiempo lo cura todo"?
El tiempo + las experiencias propias y las de las personas de nuestro alrededor, por supuesto que ejemplifican historias y nos ayudan a decidir sobre los propios pasos a dar. Esto es cierto.
Pero no podemos olvidarnos de que nuestro sistema de creencias y de forma de vida no apoya un pleno estado de conciencia. No se nos ha enseñado la gestión emocional, más bien nos evadimos del caos, puesto que rechazamos las experiencias que no nos resultan agradables, el intento es siempre "por estar bien a toda costa", y en ese " a toda costa" se incluye el no hacer caso a lo que nuestras emociones menos agradables nos quieren decir. Precisamente son ellas la brújula hacia la comprensión profunda de nuestro ser.
Mariana se fue a vivir a otro país. Se sentía deprimida y sabía que necesitaba hacer algo, cambiar algo para encontrarse en mayor plenitud. Se fue, conoció otras culturas, aprendió cosas nuevas e incluso hizo nuevas amistades. Pero volvió a los años sabiendo que aquello nuclear que le pesaba, apenas había variado. Entonces, tras haberse dado el permiso de experimentarse a sí misma en un nuevo marco, ( en muchos marcos distintos nuevos), se dio el permiso para arrancar una terapia. Para dejarse ayudar por un profesional. Y esto, era "otra cosa".
A veces dejamos que pase el tiempo, el tiempo son días, que son semanas, que son meses, que a veces, se convierten en demasiados años con ese malestar no resuelto. Con esa procesión que va por dentro. La edad nos va resituando, pero.. ¿por qué esperar años cuando algo puede aclararse en meses?
La mente humana es muy compleja. A veces conocemos a personas jóvenes con gran resolución y contacto consigo mismo y también a personas adultas de las cuales podríamos suponer que la experiencia y el tiempo les ha dado más visión, pero que todavía tienen mucho que resolver.
El tiempo no lo cura todo. En sí mismo es un ente caprichoso y juguetón, la vida a veces nos aporta claves de visión y otras veces, es mejor quererse y permitirse ser ayudada.
Ante todo.. hay que tener cuidado con la costumbre, porque no es lo mismo sanarse, que acostumbrarse.
Y es que, entre otras cosas... el reloj no para.
Comments